domingo, 1 de julio de 2012

Cristian Alemany Escritor Urbano

Jardines Secretos


Busco la sombra pero no la encuentro. Era un lugar apartado, bucólico, donde los sueños dormían. Allí, el tiempo languidecía en el ocaso (quietud voluptuosa subyugando las almas cándidas, los corazones rotos...); y una mirada anhelante perseguía la luz que impregnaba los árboles, las plantas y el semblante risueño de María.





Miro el mar moteado por el ocaso ambarino.
Tus besos, una promesa…
Observo, curioso, el vicio en las calles del puerto.
Tu mirada, mi esperanza…”
El joven poeta rompió a pedazos la servilleta de papel, y enojado con el mundo lanzó una mirada furibunda por encima de la vetusta y pequeña iglesia gótica, donde unas gaviotas se recortaban en la última luz del día…



Y toda esta historia conduce hasta ahora, el presente. Mi mente ha hecho un largo viaje. Los niños se van del parque. Me giro con miedo y veo la maleta preparada en medio del salón. Una última mirada al hogar compartido con María. Recuerdo ...sobre todo su sonrisa, la generosa dádiva de su mirada, su inefable caricia sensual, voluptuosa, su amor sin condiciones. ¡Esta vez sí que lloro! Si consiguiese algún día amar como ella, con esa entrega total que solo las almas puras son capaces de dar, tendría el cielo ganado, la paz inundaría cada uno de mis poros, afrontaría la vida con el carácter ya formado, resuelto y, elevaría un canto nuevo de esperanza que volaría libre sobre los mares, sobre los océanos, sobre las tierras áridas y sobre las tierras fértiles. Nihili est qui nihil amat.



POLVO DE ESTRELLAS

“Tu grácil mano sacudiendo la brisa del mar…” Yolanda aceleró el paso sin mirar atrás. Los tacones de sus zapatos repicaban las aceras mojadas de la madrugada, perturbando la serena atmósfera de la primera luz del día. Luz. Albor que deslavazaba la pintura descascarillada de la faz de aquellas viejas casas de barrio cansado…

“Voluptuosa… como arena que se escurre de mis manos…”

Subió a un taxi. Mientras hacía descansar una mejilla sobre la palma... de la mano, contempló a través de la ventanilla como despuntaban los episodios litúrgicos de su ciudad. Pero no pudo dejar de pensar en él. Sintió un desgarro intenso en su interior, hasta el punto de hacerle perder una parte esencial de su ser, un concepto emocional que nunca más recuperaría.

“Mi mente divaga entre infiernos…”

Desperté con la excitación propia del que comete abusos: tanto físicos como morales. Mi trémula mano palpó la tibia sábana en vez del mapa sensual de tu piel. Tu ausencia levantó el telón de mis ojos enrojecidos.

“El ángel exterminador…”

Cuando llegué al salón vi la nota sobre la mesa. Me derrumbé en un una silla, desdoblé el papel con el ánimo de un condenado a muerte, y lo leí.


“Tu vida atravesando mis sentidos”

Yolanda deambuló entre la gente, sintiendo un pinchazo donde se alojan las emociones del amor, y con los ojos entelados echó una postrera mirada a la fotografía antes de lanzarla al destierro.

“Azrael golpeó mi puerta con la aldaba…”

“Cuando el terror te subyugue, y te ahogue la pena, ¡acércate a mí!, ¡tengo polvo de estrellas!”

“Te quiero”

Yolanda hendió los cielos dejando atrás su pasado…

“Te amo”

Gabriel se sumió en un viaje a las tinieblas sin billete de vuelta…

“Tic…Tac…Tic…Tac”

¿Dónde estás? ¡Amor!Ver más



"La Caja de Pandora"


  1. Una sombra apaga la llama de sus ojos. Me desliza un sobre bajo la mano, me acaricia la piel de la cara y se marcha.
    El peso de la aflicción encoge mis hombros. Miro al cielo y suspiro con f...uerza para arrojar la ira fuera de mí. La vida es un cúmulo de desengaños. Las constantes desilusiones nos devoran paulatinamente por dentro. El tiempo pasa y acumulamos en nuestra propia caja de Pandora un buen surtido de anatemas. ¿Tiene razón, Yolanda, cuando afirma que nada tiene sentido? ¿Vivir es soñar? Y sí es así, ¿de quién o de qué es el sueño? ¿Se rige todo por algún tipo de Ley Natural que imparte justicia según los actos de cada cual? ¿Los justos y los tiranos se bañarán juntos en el río Jordán? Porque sí de lo que se trata es de sobrevivir a cualquier precio, sin prodigar solidaridad para el que te tiende la mano invocando auxilio, me adhiero a la causa misántropa ecuménica. Pero estoy divagando por inextricables senderos alejados del origen de esta reflexión.
    “Me siento como un pobre infeliz,
    de las Artes profano aprendiz.
    Excéntrico repudiado,
    de la Vida enamorado”.
    Sólo el sufrimiento nos hace sentir vivos.
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